7 LECCIONES DE VIDA QUE NOS AYUDAN A ALCANZAR NUESTRAS METAS
Cuando uno empieza en una empresa nueva, una de las cosas que más recomiendan los expertos en Recursos Humanos es hablar con los empleados más veteranos. El motivo es aprender de sus experiencias, más allá del ámbito profesional. Y es que desde pequeños nos han enseñado a pedir consejo antes de hacer algo con el fin de no cometer los errores del pasado de otros.
INC ha publicado un artículo con las siete lecciones vitales que toda persona aprende a lo largo de su vida. Conocerlas de antemano nos permite anticiparnos a posibles situaciones futuras o, al menos, a lidiar con ellas una vez estamos viviéndolas.
1. Si quieres trabajar en lo que amas, hay que trabajar tres veces más duro que los demás
La mayoría de la gente no consigue dedicar su vida a aquello que más le gusta. En su lugar, escogen caminos que les han recomendado por tener, por ejemplo, más salidas profesionales, un salario más alto o sencillamente entienden que es lo que ‘deben’ hacer, aunque no sea lo que ‘quieren’ hacer.
Sin embargo, existe un grupo pequeño de personas que se aventuran a dar la vuelta a la fórmula, escogiendo aquello con lo que disfrutan, siendo más felices, sintiéndose más realizados, sí, pero también luchando día a día por mantener esa condición. Y es que, a menudo, cuando se observa a alguien disfrutando de lo que está haciendo, se suele pensar que tienen mucha suerte, casi como si hubieran llegado ahí por arte de magia.
Un ejemplo en la actualidad de esto son los Youtubers. La fama alcanzada por algunos de ellos, que llegaron incluso a dejar trabajos por poder hacer lo que más les gustaba, hacer vídeos, es vista por algunos como una vida sin obligaciones. Pero cuando uno ahonda en el camino que les ha llevado al éxito encuentra que muchos sacrifican su tiempo de vacaciones, madrugan o se quedan hasta tarde produciendo sus contenidos u organizando eventos o shows en directo y sí, todo bajo un halo de satisfacción porque es lo que han elegido, pero no por ello deja de ser trabajo.
2. Detrás de la ira siempre está el miedo
Cada vez que sufrimos, especialmente durante largos periodos de tiempo, en un primer momento creemos que se encuentra en el exterior: una circunstancia, una etapa, una persona… Tras superar esta primera fase, lo siguiente que viene es el odio, transformado en ira. Sin embargo, a menudo, debajo de todo eso siempre está el miedo a una pérdida, el temor a sentirse vulnerable o perdido.
Un ejemplo de estos ataques de ira u odio, se suelen producir durante las crisis empresariales, donde ha habido despidos, malos resultados, incorporaciones nuevas. Son situaciones de tensión e inseguridad que pueden mostrar su reflejo más amargo en el trato con los compañeros.
El primer paso para superar ese odio es reconocerlo y una vez lo hemos asumido, analizarlo, buscando la fuente que impulsa ese miedo y, finalmente, enfrentarlo. Posponer los asuntos que tenemos pendientes sólo generará más enfado y frustración. Por lo contrario, admitir que se tiene miedo a un despido, una llamada de atención o una pérdida de la confianza por parte de la empresa sobre tu trabajo es el primer paso para cambiar.
3. Nuestros hábitos actuales definirán a nuestros ‘yo’ del futuro
No comer sano puede ser algo anecdótico cuando se es joven, pero con la edad ese hábito es un problema. Lo mismo pasa con nuestros comportamientos. Trabajar aspectos como la positividad, la amabilidad o la flexibilidad mental, pueden generar una reacción automatizada para el futuro.
4. Conocer, reconocer y aceptar nuestras emociones
Cuando pensamos en practicar algo, a menudo hablamos en términos de habilidad. Pero la emocionalidad también requiere práctica. Saber reconocer nuestras emociones es el primer paso para controlarlas. Además, practicar aspectos como la humildad o el perdón, ahorra grandes errores en el futuro.
5. Cada uno tiene su propio ritmo
Todos tenemos nuestros propios sueños, metas y aspiraciones y la única manera de mantenernos fieles a todos ellos es saber que cada persona es diferente, que tiene su propio ritmo de hacer las cosas, de aprender y equivocarse. Hay que tratar de no compararse con los éxitos de los demás y centrarse en lo que uno está luchando por conseguir.
Asimismo, no se puede controlar a los demás, ni esperar a que te antepongan a ellos mismos o reaccionen de la misma manera en el que tú lo harías. Es perder el tiempo porque ese ritmo, que es tan tuyo, también lo tienen ellos.
6. Disfrutar del camino te llevará más lejos que la consecución de un logro
Saber disfrutar del camino en vez de enfocarnos en llegar a la meta, obviando todo lo que hay alrededor, supone malgastar las oportunidades que ese sendero te está ofreciendo para aprender y que, puede, sean vitales una vez sea alcanzada la meta.
También es importante medir hasta qué punto el objetivo pretendido, merece ese sacrificio emocional. Es evidente que lograr el éxito no sale gratis, pero el peaje que pagamos a menudo puede no compensar el desgaste que nos produce al final.
7. Se puede trabajar y sonreír
Basándose en el punto anterior, es clave no sentirse contrariado por el hecho de estar contento, de no sentir un cansancio emocional brutal o que los esfuerzos sean medidos mientras se pelea por alcanzar la meta. A menudo entendemos que ‘el sudor y las lágrimas’ son la única vía para llega a ella y que, de no ser así, quizás, no estamos yendo por el camino correcto.
Fuente: Equipos & Talento