EL LENGUAJE NO VERBAL ASERTIVO

La comunicación no verbal es una herramienta poderosa que a menudo influye más en la percepción del mensaje que las propias palabras.
Un lenguaje no verbal alineado y asertivo puede marcar la diferencia en cómo nos perciben los demás, así como en la efectividad de nuestras interacciones.
1. La postura corporal como carta de presentación
Mantener una postura erguida y relajada proyecta confianza e indica apertura y disposición para interactuar. Al estar de pie, asegúrate de distribuir el peso equitativamente en ambos pies, y si estás sentado, evita encorvarte. Una postura segura comunica poder y autoconfianza, nos ayuda a sentirnos más seguros.
2. El poder de la expresión facial.
Es importante ser auténtico en nuestras expresiones para evitar parecer falsos o insinceros. Practicar la atención consciente puede ayudarnos a mantener una expresión facial que refleje genuinamente nuestros sentimientos y apoye la comunicación asertiva.
3. Contacto visual: el puente invisible
El contacto visual apropiado implica mirar a los ojos, pero también saber cuándo desviar la mirada brevemente para evitar intimidar o incomodar a la otra persona. Equilibra presencia y respeto, creando un vínculo que refuerza nuestro mensaje verbal.
4. Los gestos como extensiones de tus palabras
Los gestos deben complementar y enfatizar lo que queremos comunicar, sin distraer o restar importancia a nuestras palabras. Practicar gestos abiertos que inviten al diálogo y apoyen el mensaje verbal refuerza la percepción de asertividad y poder.
5. Espacio personal y su respeto
Invadir el espacio personal puede ser percibido como agresivo, mientras que mantener demasiada distancia puede sugerir desinterés o desdén. Aprender a calibrar nuestro acercamiento en función del contexto y la cultura es fundamental para una comunicación no verbal efectiva.
6. La importancia de la voz en el lenguaje no verbal
Un tono de voz firme pero amigable, una dicción clara y un ritmo pausado permiten que nuestro mensaje sea comprendido y respetado. La variación en el tono y el volumen también ayuda a mantener el interés y a subrayar los puntos importantes.
7. Escucha atenta
Se trata de estar plenamente presente. Asentir con la cabeza, sonreír o mostrar una ligera inclinación hacia adelante son signos de que estamos comprometidos y atentos al interlocutor, lo cual refuerza una comunicación sólida y efectiva.
8. Alineación entre lo verbal y lo no verbal
Las discrepancias entre lo que decimos y cómo lo decimos pueden crear desconfianza. La práctica y la autoevaluación son aliados clave para lograr esta coherencia.
Al enfocar nuestra atención en estos aspectos, no solo mejoramos nuestras habilidades de comunicación, sino que también fortalecemos nuestras relaciones personales y profesionales.
Fuente: Carmen de la Peña